domingo, 3 de abril de 2011

Esta es una nota de opinión personal de Carlos Alberto Scavuzzo

Concursos para Directivos

Estos son mis principios, pero si no les gustan…tengo otros

Esta humorada del genial Groucho, seguramente será mucho más hilarante en latitudes donde la palabra PRINCIPIOS seguramente conlleva un significado ligado a lo establecido, fundamental y rector y que con fuerza de ley será tomado para las acciones privadas como las de orden público en el transcurso del tiempo. En la Argentina es igual que en todo el mundo, pero al revés. Porque en estas latitudes, los principios son respetados en función de las circunstancias temporales y de las necesidades de aquellos que tienen el poder de decisión y como esto ya fue establecido, como norma, el principio de hoy puede no ser igual que el de mañana, y así todos discutimos posicionamientos cada uno sustentado en el principio de cada día, y donde todos tenemos razón y si no la tenemos creamos un nuevo principio o volvemos al anterior. Constitución Nacional, provincial, leyes, decretos, reglamentos pasan a diario a ser motivo de nuevas constituciones, leyes y decretos por la cual juro y luego modifico, de la mano del poder de turno en un ejercicio nacional.

El sistema educativo de la provincia de Buenos Aires, no es la excepción y a diario nos da ejemplos en cada acción que debemos realizar, donde para cada una hay bibliotecas enteras de anexos, modificatorias, reglamentaciones, y decretos y resoluciones que año tras año salen a enmendar, complementar o suplementar cada nueva medida, las cuales llegan siempre tras una implementación fallida.

Por eso el concurso de directivos, que debió haber sido un acto más para ocupar un cargo en la educación secundaria, despertó todo tipo de reacciones e interpretaciones, malestares y más de una decepción, en esta dinámica de lo impensado que es este nivel (antes media, antes ESB) y mañana vaya a saber qué.

Así las autoridades, dicen con razón: cumplimos con todos los requisitos, los pasos han sido los que establece el estatuto, se han dado todas las garantías de igualdad de oportunidades, se ha preservado el anonimato, hacemos las devoluciones de los reclamos y OBSERVAMOS LOS PRINCIPIOS QUE DEBEN REGIR ESTAS INSTANCIAS, y la verdad es que es así.

Por otro lado, los concursantes han demostrado todo tipo de malestares, también justificados por que ellos OBSERVARON LOS PRINCIPIOS QUE REGÍAN EN OTROS MOMENTOS y que hoy son otros, y ven como colisionan las acciones sustentadas en aquellos, frente a los de este momento.

Más allá de las diferencias que siempre surgirán entre el evaluado y el evaluador, la enorme cantidad de circunstancias que traen los concursantes ha generado también una diversidad de posicionamientos entre los actores y como no podía ser de otro modo, todos tienen razón. Tiene razón aquel director, o vice que un día se puso la escuela al hombro durante años, la sacó adelante, fue supervisado y felicitado y hoy un escrito lo deja al costado del camino, como aquel joven aspirante que dice yo reúno los requisitos y aspiro al cargo. Sin embargo cabe preguntarse, las circunstancias especiales no hubieran ameritado tomar medidas especiales, que tal vez el costo hubiera sido infinitamente menor al de hoy, y donde los muchos heridos son recursos humanos valiosísimos por su capacitación y ejercicio en la gestión y que en este ejercicio de preparar las valijas para irse perdemos todos. Seguramente el tiempo hará de esta situación una anécdota más de la historia de la educación en nuestra provincia, y será tomada como referencia del momento donde definitivamente se dio por cerrado el ciclo de la vieja media la que cumplió largas décadas de vigencia y de la que salieron ilustres premios nobel reemplazada por un paupérrimo polimodal que en su corta existencia causo el enorme daño que todos conocemos y espeando que esta nueva secundaria sea superadora de lo anterior por el bien de todos.

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